jueves, 11 de noviembre de 2010

Aprendiendo de nuestros errores

Noticia enviada por Rocío Hidalgo Sánchez

11/06/2010 | 19:06
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A veces se cometen errores que se convierten posteriormente en otros más grandes, por el mero hecho de no querer verlos o analizarlos y especialmente aquellos que tienen que ver con las personas.
En estos tiempos que corren, cometemos muchos, sobre todo los integrantes de los puestos de RRHH ya que a veces, nos obligan a tomar decisiones de las cuales o no participamos, o no entendemos o aunque esto no sea así y estemos de acuerdo, estamos equivocados.
La cuestión es que errores en la gestión de las personas, pueden derivar en otros mayores, ya que por ejemplo un despido mal hecho, afecta a familias y por eso, debemos tener un esmero especial.
Si por ejemplo, después de haber despedido a una persona por razones objetivas, pensamos que nos hemos equivocado porque nos dan una información relevante a posteriori lo más cómodo sería decir ¿llegas tarde? y dejar que el hecho fluyera como el río, pero en este caso, lo honesto y valiente es rectificar, pedir perdón y recuperar al empleado, aunque esté quemado y si es así, deberemos hacer un esfuerzo especial en levantarle.
Si fuéramos cobardes no haríamos nada, habríamos cometido una injusticia y se habría perdido un buen profesional. Sin embargo, el decir que me he equivocado y te pido que vuelvas, es un acto de arrepentimiento, humildad y un aprendizaje importante de que cuando tomamos una decisión, debemos estar muy seguros de la razón y de que ninguna otra posible información, nos va a hacer cambiar nuestro criterio.
La otra cara de la moneda, es como lo percibirían los empleados. Pensarían que no hay un criterio lógico y que por esa regla, cualquiera puede estar en la calle sin razón aparente. Sin embargo, creo que a pesar de que se reciba esa percepción del resto del staff, es mejor rectificar, hacer las cosas bien aunque sea tarde y no hacer más daño innecesario.
En este caso, la comunicación y claridad es fundamental, debe ser tranquilizadora y explicar los hechos con la debida corrección y siempre debe llegar a todos y en el momento oportuno.
El error, es una escuela del saber y si pasara un hecho como el mencionado, sin duda ese sería el más extremo. No obstante, si bajamos en la escala y analizamos la de veces que nos equivocamos con nuestra gente en regañinas, órdenes equivocadas, confusión de delegaciones etc...... lo que simplemente diría, es que seamos humildes, que aprendamos y que analicemos. Nunca debemos dejar de subsanar lo que esté en nuestra mano, a pesar de nuestra imagen, ya que si podemos con esto ayudar a la gente, la motivación es más que suficiente y sobre todo será una importante lección para nosotros mismos, que nos hará crecer como personas y que nos permitirá dormir tranquilos.


Publicada originalmente en la siguiente dirección de internet:

5 comentarios:

  1. Comentario realizado por Rafael Alvarado Carmona

    Por desgracia, la situación expuesta es bastante frecuente en nuestra sociedad, no sólo en el ámbito empresarial. Siempre se hace una “huída hacia delante” con lo cual el problema se puede hacer aún mayor y se puede perjudicar a mucha gente, pero de esta forma se evita reconocer nuestro error. Lamentablemente, cuando está en juego el puesto de trabajo de una persona y por tanto su medio de subsistir, esa huída hacia delante es aún más injusta.
    Me parece una excusa decir que los integrantes de RR.HH. a veces se ven obligados a tomar decisiones con las que no se está de acuerdo, pero una excusa lógica, ya que consciente o inconscientemente, dichos integrantes están preservando su puesto laboral y por tanto su medio de subsistencia.
    La solución, escrita en este artículo, es muy bonita, pero no deja de ser una utopía. No conozco ningún caso de esa rectificación, pero por desgracia sí conozco alguno de despido injusto. Por tanto, el artículo es teóricamente impecable, pero poco realista en la práctica, y sobre todo, totalmente irreal (al menos en España).

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  2. Comentario realizado por Patricia Peschel

    ¡Por fin alguien habla de lo que es correcto! Los errores pasan, porque equivocarse es humano; nadie es perfecto, por lo tanto no puede decir que cada decisión será correcta siempre. Las personas no son máquinas, calculando las probabilidas en su cabeza y estimando todas las influencias posibles y muchas veces las decisiones se basan en un sentimiento interior.
    Pero en la actualidad, frecuentemente, los errores no son admitidos, sino más bien cubiertos. A menudo se piensa que un error es igual a una debilidad, esta actitud no tiene lugar sólo en los niveles más bajos de la decisión, sino también en niveles de la gerencia y aún más porque en esos niveles no sólo hay el miedo de un despido, sino también el miedo de una pérdida de poder y prestigio.

    Sin embargo, la posibilidad de pedir perdón no puede permitir tomar decisiones sin considerar una serie de influencias y hechos. Las decisiones siempre deben ser consideradas cuidadosamente e incluir toda la información disponible para excluir equivocaciónes posibles.

    Por eso, todas las decisiones no sólo afectan al empleado, sino también a su familia; por ejemplo, si un empleado es despedido, el hecho afecta a los miembros de la familia ya que, cuando una persona menos de la familia gana dinero, a veces, la existencia de la familia está en riesgo.

    También estoy de acuerdo que se debe pedir perdón a los empleados y levantar su autoestima, los errores pasan, pero no deben ser ignorados.
    Por último, yo quiero reiterar que, no sin razón existe él proverbio: "Se aprende de los errores". Este proceso de aprendizaje debe suceder, pero antes se tienen que admitir los errores.

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  3. Comentario realizado por Manuel Cano del Río

    Rocío un artículo muy filosófico, me ha gustado. Quiero decirte que estoy contigo, los errores deben hacernos aprender, debemos tener en cuenta aquello que hemos hecho mal y sacar sus enseñanzas positivas. Mucha gente comete graves interpretaciones de sus fallos en la vida. Como por ejemplo los que por una mala experiencia en el amor comienzan a descreer totalmente.

    Esa toma de decisiones suele ser muy radical, sintetizar todo en un mismo problema. Pero la cuestión es mucho más amplia y complicada que esto. El tema es saber qué es lo que nos ha hecho mal o cuál es el error que hemos cometido, pero sin dejar de ver las otras cosas positivas que puedan llegar a rodear este asunto.

    Esta frase de Alexander Pope sintetiza de muy buena manera esto que aquí está expresado. Leedla y sacad vuestras propias conclusiones:

    "Debemos tener cuidado de extraer de una experiencia solamente la sabiduría que contiene, y detenernos; no seamos como el gato que se sienta sobre la estufa caliente. Nunca volverá a sentarse sobre una estufa caliente (y eso está bien); pero tampoco volverá a sentarse sobre una fría."

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  4. Comentario realizado por Abel Fernández Vaquero

    Es evidente que la situación planteada en el blog se suele dar muy a menudo. En la actual situación laboral que vive el país parece lo más fácil despedir, aun sin razón aparente, que realizar cualquier otra acción para intentar salir de ella. Con el paso del tiempo muchos directivos se dan cuenta que esta tampoco es la solución y, en lugar de rectificar, siguen adelante con sus ideas. Pienso que esto se debe muchas veces a no dar una imagen de debilidad o simplemente por orgullo y por no reconocer el error cometido. Muchas veces reconocer el error y tratar de solucionarlo es más ventajoso para la empresa ya que se recupera un profesional cualificado y que conoce la empresa. Por lo tanto lo mejor que se puede hacer al cometer un error, ya sea laboral o en la propia vida, es si está en nuestra mano intentar solucionarlo y reconocer la equivocación, porque todos nos podemos equivocar.

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  5. Comentario realizado por José Antonio Pérez Ariza

    Vivimos actualmente situaciones muy duras, en las que, al amparo de la crisis, se justifican actitudes indignas.
    Podemos equivocarnos y cometer errores, y esto es la demostración visible de que estás en movimiento, asumiendo tu papel, tomando decisiones. Pero cuando uno se equivoca, la única actitud digna y decente es la rectificación.
    En conclusión podemos equivocarnos, pero siempre rectificar los errores que comentamos para poder mejorar.

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