jueves, 6 de enero de 2011

Acoso laboral y empleo: un riesgo laboral en ascenso

Noticia enviada por Patricia Jiménez Jiménez

Las nuevas presiones que impone el mundo del trabajo, la actual crisis económica, las fusiones, las reestructuraciones, la búsqueda de la productividad máxima, los ritmos desenfrenados, el paro, la precariedad en el empleo, las altas tasas de trabajo temporal vienen favorecido el fenómeno del mobbing, que tiende a acentuarse con la evolución de las formas en que se organizan las empresas. Los cambios en el mercado de trabajo son el punto de partida para unas condiciones laborales radicalmente diferentes. Aunque todavía persisten los riesgos laborales clásicos, cada vez es mayor el protagonismo de los factores de riesgo psicosocial y del estrés laboral derivados de nuevas formas de organización del trabajo.
Los dos cambios más relevantes en la organización del trabajo probablemente han sido la flexibilización del empleo y la intensificación del trabajo. Las consecuencias derivadas del impacto de la globalización, la innovación tecnológica y las tecnologías de la información y la comunicación, los nuevos modelos organizativos y de gestión gerencial, la descentralización productiva y las nuevas formas de especialización, flexible, la progresiva terciarización de las actividades económicas, su funcionamiento en redes jerarquizadas, o las estrategias de deslocalización hacen previsible que vengan cobrando más importancia y relevancia los riesgos psicosociales.
Es posible afirmar que, hoy en día, el "mobbing" es una realidad en la empresa española. En este mundo económico-laboral se impone el “todo vale” con tal de obtener el mayor beneficio económico o un mayor prestigio social, lo que se traduce en la desregularización de las relaciones laborales, es decir que una de las partes de la relación laboral pueda actuar impunemente frente a la otra, imponiendo condiciones laborales nefastas o provocando situaciones en las que se hace la vida imposible al otro/a, para desprestigiarlo frente a los demás y conseguir lo que por propia iniciativa no se consigue: forzar al trabajador o trabajadora a que sea él mismo el que pida la resolución del contrato de trabajo o que pacte con la empresa su salida de la misma.
Los cambios en el nuevo escenario de la economía mundial han obligado a las empresas a adoptar nuevos enfoques y modelos de organización y gestión. Nueva tecnologías, nuevas tareas, nuevos roles y una mayor competitividad laboral a los que el factor humano debe hacer frente. Unos hechos que advierten de lo que muchos teóricos han venido a anunciar como el fin de la organización productiva tradicional. Una situación que, de verse desbordada, puede suponer una sobrecarga para el trabajador derivando, contrariamente, hacia una desmotivación, abandono, malestar… en definitiva, cualquier consecuencia directa o indirecta de estrés ocupacional.
De hecho, estadísticas e informes coinciden en señalar que, mientras se estancan los riesgos laborales tradicionales, aumentan cada vez más la prevalencia de síntomas asociados al estrés. Paradójicamente, a pesar de la alta incidencia y las evidentes consecuencias, tanto físicas como económicas, del estrés ocupacional, este factor sigue estando insuficientemente tratado a nivel legislativo y empresarial. Por otro lado, numerosos estudios nos alertan de los síntomas y efectos de este malestar, así como de las medidas de prevención óptimas a seguir.
Por su parte hablar hoy de acoso laboral indica un avance en el mundo de la prevención de riesgos laborales. Que éste sea un debate de actualidad en nuestra sociedad es un indicador de un importante cambio socio-laboral. El acoso, la persecución, la violencia, la intimidación, el ninguneo no son riesgos laborales de ahora; pero por fin se ha logrado que sean visibles.
Los riesgos psicosociales suponen una ampliación necesaria en nuestra visión de la prevención de riesgos laborales y no se puede hablar de salud laboral sin tenerlos en cuenta. Sin embargo, aunque están contemplados en la Ley de Prevención, su evaluación y control por parte de los empresarios ha sido escasa. Un estudio realizado, en 2008, entre la Universitat de València y la UGT-PV indica que sólo el 13 % de las empresas valencianas se han preocupado por evaluar los riesgos psicosociales, y evidentemente sin evaluación no puede haber prevención.
Además las estadísticas van mostrando el alto coste personal, empresarial y social que suponen los riesgos psicosociales en el trabajo. Según la Agencia Europea para Seguridad y Salud en el Trabajo, estos riesgos son responsables del 18% de los problemas de salud asociados con el trabajo, una cuarta parte de los cuales implica dos semanas o más de ausencia laboral.
Por lo que respecta al acoso laboral, se trata de un daño en alza. Las denuncias por acoso laboral recibidas por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social aumentaron en un 25 % entre el primer semestre de 2006 y el de 2007. La Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo, así como un Informe de la OIT del año 2004, cifraba el problema del acoso psicológico laboral en España en torno al 6% de la población asalariada (unos 750.000 trabajadores).
El coste de esta problemática es muy elevado. Considerando que en España el porcentaje de casos de presión laboral tendenciosa estuviera situado en torno al 5%, el coste para la sociedad subiría a más de 90 millones de euros por bajas o invalidez profesional. A esto se debe añadir los costes directos de gestión de un proceso judicial, de atención psicológica y psiquiátrica privada de los afectados, y los indirectos de reubicación profesional, deterioro de las relaciones familiares y sociales etc.
Por ello, el debate del acoso laboral debe centrarse en la organización y prevención, así como en articular vías de mediación que permitan agilizar la investigación, el diagnóstico y la resolución del problema, sin tener que estigmatizar a la víctima. Por ello fdsde la Comisión Europea se viene exhortando a implementar nuevas estrategias en materia de seguridad y salud laboral que respondan a estos desafíos.
Es necesario desarrollar actuaciones preventivas en este campo que pasan por prevenir este importante riesgo laboral; bien introduciendo cláusulas específicas en los convenios, bien a través de la acción preventiva diaria. Pero además, hemos de crear redes de apoyo para que los trabajadores afectados no se sientan aislados y prepararnos para poder y saber actuar desde los primeros momentos. En este sentido, el desarrollo de un protocolo de prevención y actuación ante situaciones de acoso laboral, que oriente en los pasos a seguir y nos permita establecer "detectores" en la empresa resulta fundamental.

Artículo de opinión de Rogelio Navarro Domenichelli publicado originalmente en la siguiente dirección de internet:


http://www.rrhhmagazine.com/



3 comentarios:

  1. Comentario realizado por Carmen Martín Díaz

    Hoy en día escuchar que existe acoso laboral en las empresas no nos coge por sorpresa, es algo que está extendido y con los tiempos que corren se podría decir que el miedo a ir a la calle provoca una ACEPTACIÓN a todas las proposiciones por parte de nuestros superiores.
    El estrés ocupacional se está registrando como síntoma de enfermedad que habría que estudiar cuáles son sus causas para poder dar soluciones y, cómo no, integrarlo en la prevención de riesgos laborales. Si la baja de personal está aumentando por esta enfermedad, habrá que atajarlo cuanto antes. Se trata de un coste para la empresa que ésta querrá disminuir.

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  2. Comentario realizado por Jens Ruddeck

    Me puedo imaginar muy bien, que hoy en día con la crisis financiera todo el proceso de trabajo es mucho más rápido que antes. Las empresas quieren
    ser más flexible y quieren trabajadores que ofrezcan una funcionalidad flexible. Junto con este va el facto que las empresas prefieren trabajadores temporales,
    para que las empresas puedan adaptar la producción a circunstancias temporales. A causa de esta inestabilidad creo que muchos trabajadores son más
    competitivo y prefieren hacer el acoso a otros trabajadores que ser despedido su mismo. Creo que es muy importante que los recursos humanos
    impidan este actitud de hacer el acoso, porque está muy mal para el ambiente en la empresa y para la productividad de los trabajadores que están obsesionados.

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  3. Comentario realizado por Ana Villalba Villalón

    Actualmente, el acoso laboral o mobbing está presente en el mundo laboral y cada vez con más frecuencia en las organizaciones de trabajo. Esto es algo que debe ser inconcebible para toda la sociedad.
    Que un trabajador no pueda realizar su trabajo con normalidad debido a que sea sometido a situaciones de acoso, persecución, violencia psicológica e incluso intimidación, es algo asombroso que no tiene explicación.

    Tanto es así que en el caso de darse estas situaciones, el trabajador confuso puede llegar a dudar de sí mismo y de su trabajo y no cesar de interrogarse las siguientes cuestiones sobre el porqué de sus problemas con el acosador:
    • ¿Qué es lo que habré hecho mal?
    • ¿Por qué se me dice a mí esto?
    • ¿Qué error tan grave habré cometido?
    • ¿En qué me he equivocado?
    Estas situaciones están causando a los trabajadores problemas de salud, estados de ansiedad, estrés y, en ocasiones, pueden provocar incluso el abandono del empleo al no poder soportar la presión a la que se encuentra sometido. Por ello, se ha de intentar luchar contra esta “lacra” y, por fin, se está consiguiendo que, al menos, estos hechos sean más visibles.

    Por eso, pienso que hay que concienciar a la sociedad, ya que ésta toma un papel fundamental en esta problemática. Esto se demuestra en el caso de que si hay alguien que cree que existe algún tipo de acoso laboral, hay que tratar de alertar a la mayor cantidad de personas posibles sobre el acoso que se está sufriendo, para de esta manera tener testigos. Luego, se debe hablar con la persona de rango superior al acosador para presentarle la situación.

    Estoy totalmente de acuerdo con en el texto en que el estrés ocupacional no solo supone consecuencias físicas sino también económicas, ya que evidentemente el coste de esta problemática es muy elevado. Este problema trae consigo:
    • Un alto coste personal, empresarial y social que suponen los riesgos psicosociales en el trabajo.
    • Costes directos de gestión de un proceso judicial, de atención psicológica y psiquiátrica de los afectados.
    • Costes indirectos de reubicación profesional, deterioro de las relaciones familiares y sociales, entre otros.
    Pero a pesar de las múltiples evidencias y consecuencias del acoso laboral, este problema no es lo suficientemente valorado ni tratado a nivel legislativo y empresarial. Aunque hoy en día el hecho de hablar de acoso laboral indica un avance en el mundo de la prevención de riesgos laborales.

    Que éste sea un debate de actualidad en nuestra sociedad es una buena señal ya que supone un importante cambio tanto en la sociedad como en el mundo socio-laboral.
    Por ello, y como se hace hincapié en el texto, el tema del acoso laboral se debe centrar en la organización y prevención, así como en articular e implementar nuevas estrategias y vías en materia de seguridad y salud laboral y, así, de esta forma, trabajar en esa línea para poder extinguir este problema en la medida de lo posible.

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